Este poema, que escribí hace algunos años, más de diez, para ser casi exactos, me lo inspiró, precisamente, la obra de este artista plástico cubano: Ernesto García Peña, la cual pongo a vuestra consideración. Hoy quiero que los verdaderos protagonistas de esta entrada sean sus sensuales cuadros y no mis versos, que nunca harían justicia a tanto talento. Espero disfruten de ellos como lo he venido haciendo yo durante todo este tiempo. Gracias a todos, por seguir ahí.
Levitamos los amantes
como pájaros de la nada,
como viento,
espumas de una playa
inagotable
que erosionan y erotizan.
Levitamos los amantes
y somos una nube
de polvo traslúcido y
dorado.
En la cúpula del beso
levitamos,
en el fondo del deseo levitamos.
Levitamos los amantes,
pan nuestro de cada día,
soles que se apagan con un
gesto,
con un grito desde el fondo
de las vísceras.
Levitamos los amantes
al final de los largos
pasillos,
detrás de las sucias
mamparas,
de los helechos
arborescentes.
En la agonía que nos cerca
levitamos,
en la ciudad adormecida
levitamos.
Levitamos los amantes
mientras la lluvia borra los
horrores,
mientras los niños se
precipitan a nacer
y como barcos que bogan sin
sentido
se aferran al timón de
nuestros pasos.
Levitamos los amantes,
pero siempre somos carne,
aire, pétalo;
siempre somos hueso, río,
pájaro,
y siempre estamos, los amantes,
a pesar de los pesares, de
los siglos de los siglos,
en la cordura y la locura del
amor
con los pies sobre la
tierra.
Ernesto García Peña, grande pintor.... Sus obras son sublimes
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