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Estampas
El tiempo se ha parado aquí,
en este minúsculo terrón de tierra,
su rueca quebró el giro
y la princesa muerta
navega impasible
en otro río de la memoria.
El aire sopla hierático,
su voz cansada de estruendos
se cobija como un animalillo asustado
bajo la arborescencia de antiquísimos
helechos.
El indio camina en abstracción perenne,
busca en los mogotes
a los manatíes dormidos,
y en alguna constelación,
para él completamente desconocida,
simula ver manjuaríes
y jutías de antaño.
El batey no respira,
es como una gran mancha
de herrumbre
y pesa como un plomo inmenzo
sobre el verde que se apaga
esperando el huracán.
Sólo el niño que sueña
baja el Yumurí
en su canoa endeble
para encontrar la fisura
que está separando el cielo de la tierra.
O. Moré
2018