En lo que sigo luchando, no a brazo partido sino a letra y tinta, con las Cicatrices y sus respectivas heridas, os dejo con este poema que escribí hace algunos años y que Rita Rodríguez tuvo la deferencia de publicar en http://www.blogerre.com y compartir con todos sus lectores. Blog que os recomiendo a todos. Allí iba acompañado de un dibujo mío; hoy lo quiero acompañar de una hermosa ilustración de mi amiga, la acuarelista e ilustradora Lola Rodríguez (entre Rodríguez está el juego), quien me lo ha cedido haciendo gala de esa amabilidad que le caracteriza. Gracias RITA, gracias LOLI.
Durmiente / Lola Rodríguez / Barcelona |
Hay un lugar donde la luz es un manifiesto,
y puede ser detrás de esa escalera
por donde desciendes arropada
en la bruma de mis emanaciones.
Puede que haya un vitral con una virgen,
(quizás del medioevo)
en una catedral antigua, que se te parezca.
Los rayos tu silueta con suavidad detienen
en el espejo de fino azogue transitorio,
y avanzas desnuda, fiera imagen de la luz,
argenta viva y ululante. Rapsodia.
Hay un lugar donde la luz es un manifiesto,
quizás entre mis manos de llagas imborrables,
o entre los versos de líquenes eternos,
los mismos que cubren las distancias
y las hegemonías, los rituales del agua,
la inmovilidad del disparo con que te acaricio.
La velocidad de la luz te arrastra,
te sumerge, libera tu estructura, evapora tus átomos.
Desnuda desapareces, te transparentas, te vuelves
nada.
Aire apagado, estático, en sombras.
Hay un lugar donde la luz es un manifiesto
e irremediablemente se fue contigo.
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