I
Veo en el espejo roto
una imagen que no engaña,
es la de una telaraña
en lago de azogue. Ignoto
en cada pedazo broto
multiplicado y deforme.
Dibujo cubista enorme,
surrealista fotograma,
un puzzle, una amalgama
para mi rostro inconforme.
II
Traspaso el mágico espejo
y en sus regiones de plata
mi alma, brotando innata
de mi quebrado reflejo,
escapa tras el conejo
blanco de Carroll y Alicia.
Mi alma el camino inicia
lista a perder la cabeza
y con la aguda certeza
de que se hará con justicia.
Pero para mi sorpresa
la Reina de Corazones
no entiende de las razones
del amor, de la entereza
del amante y la riqueza
del alma que decapita.
La Reina sólo se excita
al ver el alma truncada.
Regreso desde la nada
con el ánima marchita.
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