Tótem / O. Moré 2019 |
Diseccionando el Tótem.
Se erige el
tótem con su máscara metálica
y tanta ceguera
le impide vislumbrar el futuro;
hace tiempo que
está desconectado de todo y de todos,
hace tiempo que
lleva la manzana en la cabeza
como un perenne
hijo de Guillermo Tell
que no encuentra
la manera de cambiar el cuento.
La palma es su
ancla, y es la saeta que cada noche
su padre dispara
sin piedad, allí,
donde el corazón
es ya una caricatura de sí mismo,
aunque, aun así,
sigue sangrando.
Ni deidad, ni
animal, ni humano,
sólo objeto,
sólo empírico tótem.
Y ahí sigue,
derritiéndose
en su visceral
tristeza,
en su atavismo
de héroe y de mártir,
convirtiéndose
en una sombra, en una nube oscura,
en un charco
gris que se ramifica… ¿Quién sabe,
quizás en humo?
La vida continúa
y el sigue
varado como una efigie de antaño
acostumbrado a
la erosión;
alimentando al
pez de la desmemoria
mientras el
pequeñísimo pez de la esperanza
le trasfunde la
poca sangre que le queda.
O. Moré ® 2019
Qué buen cierre, mi estimado, entre ese pez de la desmemoria y ese pez de la esperanza después de aquel inicio de ceguera para el futuro. Qué buen poema, querido, y qué belleza de dibujo. Un abrazo y ahí la seguimos.
ResponderEliminarMil gracias, compa. Perdona la tardanza, estaba de viaje en Cuba y totalmente desconectado, recién regresé ayer. Me alegra que hayan sido de tu agrado tanto el texto como el dibujo. El abrazo es recíproco. Como bien dices: ahí la seguimos. Mucho aché, crack.
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