No es lo mismo
el disparate de la razón que la razón del disparate. Aunque sean las dos cosas
igualmente disparatadas. No es lo mismo la razón que disparata que el disparate
que razona. No son lo mismo las razones de disparatar (las de Cervantes, Santa Teresa,
Lope) que los disparates razonados, como aquéllos que hicieron a Juan de la
Encina chistoso personaje seudo-mitológico en el sueño infernal de Quevedo.
José Bergamín
Francisco de Quevedo
No después de mucho rato
vi venir un urinal
puesto de pontifical,
como tres en un zapato;
tras él vi venir un gato
cargado de verdolagas,
y parce mihi sin bragas,
caballero en un gran pato
por hacer más aparato.
.
Juan de la Encina
Disparate 1
De
un salto mi corazón
se
me salió por la boca
gritando:
¡ Ahora me toca
librarme
de tu prisión!
E
igualito que un león
rugió
y me enseñó sus fauces,
y
vi correr por los cauces
de cada infame ventrículo
un
riachuelo ridículo
de
la savia de los sauces…
(sí,
de los sauces llorones,
de
los que en mi patio hay
y
que en un gran guirigay
se
matan a pescozones).
Y
tal, sin otras razones…
(que
me he ido por las ramas)
mi
corazón cien proclamas
me
lanzó a boca de jarro
y
luego cual raudo carro
se
las piró envuelto en llamas.
Ahora
soy un monigote
de
trapo, una marioneta,
un
poeta no poeta,
un
malogrado estrambote.
Para
colmo en el cogote
me
ha salido una erupción
que
me da una picazón
de
mil demonios y que es
que
al hongo de mis dos pies
les
ha dado el subidón.
Ya
no tengo sentimientos,
mi
cuerpo es todo apatía,
sólo
como catibía,
y
nunca tengo contento.
Soy
como el malo del cuento,
soy
un zombi putrefacto,
que
debe firmar un pacto
con
el barquero Caronte
y
viajar de polizonte
llegado su último acto.
¿Mas es esto un disparate…?
Claro
que lo es también,
porque a quién, díganme, a quién
no
le han dado jaque mate.
Cualquiera,
en igual dislate,
ya
perdida la razón
por
ver a su corazón
huir
de sí, habrá escrito
un
vademécum maldito
sin
talento y sin pulsión.
Disparate 2
Yo
vi un grillo relojero
remendando
calzoncillos
con
las patas de otros grillos
sentado
en un hormiguero.
Y
vi un perro perdiguero
ponerse
una falda larga
y
levantar una carga
de
boñigas de becerra
mientras
ladraba a una perra
y
comía escoba amarga.
Y
después de esta visión
yo
me fumé tres tabacos
y
me hice en los sobacos
trenzas
de tirabuzón.
Me
libré del pantalón,
dejé
al aire mi indecencia,
pero
al mirar con paciencia
donde
campeaba mi hombría
el
bulto no se veía,
carecía
de existencia.
Me
transmuté en elefante
para
gloria de mi trompa
y
logré hacer una pompa
de
jabón en el instante.
Y
luego cual ignorante
fui
mostrando mi badajo
y
en la Casa del Carajo
un
mosquito se enfadó
y
la trompa me cortó
con
furia de un solo tajo.
Cogí
al vuelo dos conejos,
me
los puse de chancletas
en
mis dos paticas prietas
llenas
de sangre y pellejos.
Y
vi que los entrecejos
de
todos los animales
se
arrugaban y eran tales
las
arrugas en sus caras
que
tenían formas raras
como
las heces fecales.
Me
dio el alto una gallina
que
iba montada en zancos
y
entonando bellos cantos
como
una sirena albina.
Me
dijo que tras la esquina
había
un pastor alemán
bebiéndose
un pacharán
y
multando a todo el mundo,
que
se llamaba Facundo
y
estaba hecho de pan.
Yo
creía que soñaba
y
entonces me pellizqué
y
aunque mucho lo intenté
del
sueño no despertaba.
Fue
ahí cuando una guayaba
saltó
rauda de su mata
y
me puso una corbata
con
hojas de tamarindo
y
dijo: Así estás más lindo
aunque
estás oliendo a rata.
Me
puse a rebobinar
y
fue que caí en la cuenta
que
ya llevaba cincuenta
tragos
de ron sin parar.
Y
que antes de yo empezar
a
beber como un cosaco
haciendo
honores a Baco,
leía
a Juan de la Encina
en
una sucia cantina
llamada
El hombre del saco.
Me
fui de allí en un camello
que
dibujé con un boli
y
que me quitó la poli
por
no haberle puesto el sello.
Entonces
en un destello
de
erudición quevediana
le
grité rabioso al fiana*:
Si yo me muero
por vivo
seguro que no soy chivo
porque ayer será
mañana.
Y
Carmelo, el policía,
que
era el burro de Bailén,
me
dijo: Tú estás a cien,
necesitas
agua fría.
Llamo a mi suegra Lucía
para
que venga al rescate
y
que urgente a ti te trate
ese
empacho de mollera
porque
toda esta sonsera
no
es mas que un gran disparate.
O. Moré
2017
*Fiana: Policía en el argot popular de Cuba.
O. Moré
2017
*Fiana: Policía en el argot popular de Cuba.
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