Escribano / Denis Núñez / CUBA |
Ignaro
I
Los
antiguos tejieron mi confianza
y
ahora me han dejado en esta ignota
región
indescifrable donde rota
se
dice y se desdice la alabanza.
Los
de ahora predicen que se afianza
mi
canto de arrabal, de esclavo ilota,
pero
yo que fui Kratos la derrota
ya
veo serpentear y urdir su danza.
No sé
por qué me cuelgan medallones
que
no gané y que nunca yo he soñado,
si
atrapado aquí sigo, en mis prisiones.
No sé
por qué me loan y al Dorado
me
destinan, si venzo a los dragones
llevando
el esternón acorazado.
II
No sé
si Polifemo o Galatea,
Eurídice,
Quirón u otro centauro;
no sé
si compendiar otro catauro
de
mitos que no existen en mi aldea.
No sé
si he de encontrar la panacea
que
alivie el dolor de mi atavismo;
ser
otro en mi país o ser yo mismo,
como
indio del Caribe, un siboney.
Sólo sé que fui crïado en un batey
Sólo sé que fui crïado en un batey
anclado
en el otrora y el mutismo.
No sé
si en esta tierra de ilusiones
encontraré
la palabra verdadera
ni sé
si al consagrar la primavera
hará
que se coarten los ciclones.
No sé
de las antiguas sanaciones
ni de
magias, hechizos o apoteosis…
Mi
cuerpo ha recurrido a la mitosis
cada
vez que la muerte me ha besado
y
siempre algún poema me ha salvado
del
violeta mortal de la cianosis.
No
sé, pero sí sé que no sé nada,
soy
Sócrates, mi mente se rebela,
y a
veces soy estoico y en su escuela
la
razón me esclaviza decimada.
No sé
si en el dolor, sacar la espada
he
hincarla entre su carne, aterradora,
y
creer que mi verbo, tras la aurora,
renacerá
enraizado en mi pellejo
y al
fin, cuando me mire en el espejo,
me
vista de escritura redentora.
III
Y así
voy, ignorante por la vida,
en
busca del amor por esa dama
que
un día, sin pudor, dejó mi cama
de
rimas y de versos bendecida.
Si la
encuentro y me muestra la salida
y
está ella al otro lado y me reclama,
a
quemarme, yo, hereje, en esa llama
partiré
aunque me tilden de suicida.
No me
importa haber sido o nunca ser,
no me
importa si llego derrotado,
no me
importa volver a renacer.
Sólo
quiero me ampare y que a su lado
encuentre
el corazón que en su quehacer
todo
hombre ha de llevar en el costado.
O.
Moré / 2018
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