se ha vuelto mordaz mi vino,
y sé que en este destino
la duda es fiera que araña.
Yo sé que esa bestia daña
mi corazón de mancebo,
y sé que si el vino bebo
mi sangre se hará raíz,
sanando mi cicatriz
por el efecto placebo.
Yo sé que si en la ribera
Yo sé que si en la ribera
he de dejar mi inocencia
agotaré mi paciencia
sin alcanzar la quimera.
Y sé que en la primavera
cuando trae los colores,
me apaciento entre las flores
cual abejorro suicida.
Y sé que con cada herida
renacerán mis temores.
Yo sé que si canto a coro
mi cantar será más fuerte,
y sé que de yo tenerte
es más limpio mi decoro.
Y sé que eres el tesoro
que salió de una costilla
porque fue dúctil arcilla
con que Dios te hizo de mí.
Y sé que al quedarme aquí
no habré de hincar la rodilla.
Yo sé que el samaritano
Yo sé que el samaritano
no siempre es de rostro noble,
y sé que si es fuerte el roble
es porque no ha sido humano.
Yo sé que por ser cubano
sólo ven el colorido
y no ven al ciervo herido
que al monte huyó tras la cierva.
Y sé que crece la hierba
en el solar del olvido.
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