viernes, 2 de mayo de 2014

De la Esperanza y la Quimera


Foto de Sebastiâo Salgado / BRASIL








                                          I

La veo venir, y pasa
con su aire de abolengo
sin saber si voy o vengo,
si vivo o no en esta casa.
Suele ser una mordaza,
suele ser avispa fiera,
nunca quiere, y aunque quiera
te inocula su veneno.
No importa que seas bueno,
siempre estarás a la espera.

II

Paloma blanca que al nido
volabas y no encontraste,
no gimas, porque no erraste,
es que tu hogar se ha caído.
Paloma abraza el olvido,
retoma otra vez el vuelo,
seguro que en otro cielo
habrá un nido que te espere.
No cantes un miserere,
allí tendrás tu polluelo.

III

Un hombre pasa de prisa
por la acera que da al río
y no le importa que el frío
se cuele por su camisa.
No observa por donde pisa
ni tampoco, en su carrera,
le importa que de la acera
se pierda su huella, él corre
en pos de una vieja torre
que se alza en la quimera.

IV

Se le ve asomar la oreja
al lobo pardo y peludo,
se le ve cazar desnudo
y esconderse tras la reja.
La víctima es una oveja
que osó escapar del redil
y que creyó que el candil
era la luz verdadera,
sin saber que la quimera
es la cola de un reptil.


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