Lita ante dos de sus cuadros de la serie Dried tear / 2013-2014 / Impressions of Asia 1 y 2 |
Lita Cabellut / España. |
En
La piel y la Máscara, novela del
cubano Jesús Días, los personajes, actores de una película en filmación del
mismo título, se van desnudando el alma ante el lector cuando llevan la
máscara, o sea, cuando están actuando para la película y son a su vez
personajes de esta; y cuando son sólo piel, o, lo que es igual, cuando son
ellos mismos, en carne y hueso, en la vida real de la novela, fuera del film; pero, al mismo tiempo, cuando se supone que
están mostrándonos la desnudez de esa piel
(léase alma, léase mundo interior) recurren a otras máscaras, esas que les
ayudan a mimetizarse, según sus conveniencias,
ante la sociedad. Las máscaras juegan un
importante papel en el desarrollo de la novela metafóricamente hablando, ya no
sólo por lo que explicaba, sino porque son, además, todo un símbolo del trabajo actoral, con
ellas se representa el teatro (tragedia
y comedia). Como bien dice un famoso bolero: La vida es puro teatro, y, generalmente, nunca nos mostramos tal y
como somos, siempre actuamos con la máscara de turno ante el auditorio y el
escenario en el que nos toque representar nuestro drama, nuestra fantasía,
nuestra comedia, nuestra tragedia. Somos piel y máscara, somos duales por
antonomasia, porque es una forma de defensa, de supervivencia ante la vida y la
sociedad. Tenemos nuestra parte buena y nuestra parte malsana. Cuando nos
enfrentamos al espejo de la bruja de Blancanieves, aquel que sólo dice la
verdad, no queremos ver lo que refleja,
aunque sólo nos muestre la epidermis. Y eso que no se enseña, eso que está bajo
las máscaras, Lita Cabellut (Sariñena,
Huesca, 1961) lo muestra
en su obra, y, especialmente, en sus retratos; ella se convierte en ese espejo psicológico
(espejo de gran formato), lo traspasa y
saca del otro lado de la argenta, del otro lado del azogue, el verdadero yo del
personaje retratado. Al igual que hace Jesús Díaz en su novela, Lita perfila, a
plenitud, la piel y la máscara, y lo hace a golpe de dualidades: con sus luces
y sus sombras, con su belleza y su fealdad; pone en la escena del teatro de la
vida a sus personajes y los viste y desviste a su antojo para descubrirnos lo
bello y lo grotesco del ser humano, lo singular y lo plural. Lita muestra la
epidermis y lo que está debajo de la epidermis. De todos es sabida la
importancia que le da al tratamiento de la piel en su pintura, la metáfora que la
piel representa para ella, porque es en la piel donde queda grabado el tiempo y
donde este muestra su erosión y sus cicatrices. Para hacer realidad esta metáfora,
Lita, ha desarrollado, a lo largo de muchos años, una técnica especial, un tratamiento
propio de la pintura al fresco con el que craquela el lienzo dándole una
textura única profusa en poros y
grietas. Y he aquí que nos encontramos ante otra dualidad, la epidermis del
propio lienzo en simbiosis con la epidermis del sujeto retratado.
Secret behind the veil / 2012 de la serie Memories wrapped in gold paper |
yo, admirando este monumental lienzo. |
Al
igual que en el cine, o en una obra de teatro, Lita Cabellut crea su
muestrario, su catauro de personajes para dar vida a un tema en el que ahonda recreándolo
en una serie. Así han nacido:
Disturbance, Black tulip, Madness and reason, Dried tear, Coco, Camaron, Frida, Blind mirror, Tempus & amp; Divine, White silence,
After the show, Memories wrapped in gold paper, Installation, State of grace,
Country life, Ethics y Dillusion.
Disturbance 19 y 20 |
Disturbance 14 y 13 |
Lita
ha bebido de los grandes clásicos de la pintura española: de Velázquez, de
Goya, de Ribera; también de pintores foráneos: Rembrandt, Rubens, Tiziano, de la escuela flamenca; lo demuestra su
destreza a la hora de enfrentarse a la figuración y su manera de tratar el rostro
y el cuerpo humano con un acertado estudio de la luz y del color que evoca a
estos grandes maestros, pero luego su pincelada se vuelve provocadora,
trasgresora, desenfadada, sobre y tras las figuras, en los fondos, y aquí
encontramos brochazos, manchas, spray y
chorreos que nos remiten a Pollock, a Willem
de Kooning, a Lucian Freud, y hasta, me atrevería a decir, a Basquiat, al grafiti
o al primitivismo, pero no creo que Lita lo haga con conocimiento de causa,
sino de manera intuitiva y pasional, porque ella tiene ese duende, ese talento
intrínseco para crear siguiendo el impulso, el arrebato o la espontaneidad.
También, en series como: Dillusion, Country life, State of grace o Installation, encontramos un cierto paralelismo
con Francis Bacon en la manera de retratar los rostros deformados incentivando
lo grotesco. Esa dualidad que tienen sus cuadros de moverse entre lo clásico y
lo vanguardista los dota de una maravillosa intemporalidad.
De la serie Black tulip /2014 |
Happy few /2010 / de la serie State of grace. |
Espai
Volart, de la Fundación Vila Casas, quien presentó en sus inicios a Lita por
primera vez en el 2013, acoge esta impresionante “Retrospective” que no os
dejará indiferente, porque toda la fuerza emotiva, todo el temperamento de Lita,
sus obsesiones, sus arrebatos pasionales, su mirada única e incisiva sobre el comportamiento humano, su manera de
concebir la pintura, etc, están ahí representados, y el espectador se
adueña de todo ello y se lo lleva a casa, y, tal como pregona el título de una
de sus series, se queda en estado de gracia, envuelto en su universo cromático,
ese universo de colores fríos y cálidos aplicados con certera habilidad para contar,
para narrar, ellos también, el discurso
pictórico del lienzo.
Lita
Cabellut es, hoy por hoy, una de las artistas españolas más importantes de la
plástica a nivel mundial, así mismo es la pintora española más cotizada del
momento. De niña gitana humilde, adoptada por una familia catalana, pasó a ser,
tras una visita al Museo del Prado de la mano de sus padres adoptivos, una
artista que sólo vive para y por el arte, el arte con mayúsculas en todas sus
variantes, porque Lita no solo pinta, también hace performance, instalaciones,
esculturas, fotografías y escribe poemas. Lita actualmente reside en La Haya, Países
Bajos.
Yo, ante uno de lo lienzos de la serie Frida. |
“Si mis pinceles no pudieran hablar,
Si mis pies no fueran capaces de dar
un paso adelante o volver
para ganar perspectiva en lo que veo
Si en mi cabeza la confusión y la
duda no reinaran
-si no lloro, me río-.
Si no estuviera deslumbrada por el
blanco y conmovida por el añil,
qué soledad tendría conmigo misma”.
Lita Cabellut
Más sobre esta artista en su página web, clicando aquí
Nota: Esta crónica está dedicada a la exposición "Retrospective", aunque pudiera aplicarse a una gran parte de la obra de Lita Cabellut. Por otro lado, la opinión aquí vertida obedece únicamente al criterio personal de este servidor, puede estar errada o no. Tómela, simplemente, como la visión (ojo crítico) de un espectador común aficionado a las artes plásticas.
Catálogo de la exposición (muestra)
2017
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