Los girasoles rojos / O. Moré / CUBA |
No me escribas
Déjate de supuestas
ucronías,
esta trama no acepta
necedades;
no dividas el cuento
en dos mitades
que mi verbo no
aguanta más sangrías.
Creíste que al
tatuarme fantasías
mi cuerpo las tornaba
realidades
y olvidaste que
simples vanidades
siguen siendo y serán
sólo utopías.
Te advierto, no me
escribas con tu pluma,
la tinta no me sana, me emborrona,
y tanto sinsabor cala
y abruma.
No importa si la
historia no perdona,
ni que en blanco mi
cuerpo se consuma,
sólo quiero seguir
siendo persona.
Dato adjunto.
Estoy amortajado, en
sepultura
de exótico y tiránico
difunto;
después de tantas
comas soy un punto,
un círculo que
cierra la escritura.
Soy una antigua luz
que en su impostura
ni brilla ni
esclarece el negro asunto,
y ahora que estoy
yerto me pregunto
a qué vino jugar a la
locura.
Si siempre renegué de
la aventura,
si fui otrora un
cobarde en su conjunto,
por qué quise
empaparme de hermosura.
Acaso no sabía que un
presunto
poeta que rasgó su
vestidura
siempre acaba por ser un
dato adjunto.
Tu sospecha
Me destruyen tu lengua y tu disparo,
y el fuego en la palabra que me atiza;
me siento amordazado y sin la visa
para un viaje anodino y más que caro.
Tu sospecha me tala el verde brote
y caigo en el vacío y la congoja.
Como Wilde pintaré la última hoja
en el muro que encierra al ocelote.
Me miro en el cristal que me retiene
y la imagen opaca y subrepticia
es de un humo porfiado en que me aliene.
Por qué piensas que nado en la inmundicia,
que traciono la fe que me sostiene,
si nunca me he vestido de malicia.
Atavismo
Me llamas bicho raro
del diluvio,
dibujas sobre mí
mapas dudosos
y mi cuerpo se empapa
de rijosos
e inmateriales trazos
de tu efluvio.
Por la piel, que
delata mi gen nubio,
me comparas con todos
los odiosos
que en tu mente
ladina son lodosos:
sucias aguas migrantes del impluvio.
Mas a oscuras te
fundes con mi verbo
y te acuestas conmigo
en la maleza
nutriéndote del semen
de mi acervo.
Por qué entonces
reniegas la certeza:
en mi sangre tus
genes yo conservo
porque así es de
divina la impureza.
O. Moré
2015
(Todos los derechos reservados)
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