Oleo de Denis Núñez. (Cuba) |
Al este de tu risa,
por donde las carreteras giraban
en busca de la estrella que nunca cayó,
estabas tú.
Al oeste de tu risa y al norte de mi boca,
yo esperaba delimitar aquellos contornos,
los turbios ademanes de tu cuerpo,
las reliquias sagradas de tus senos.
Al sur, las amapolas flácidas,
sedientas de agua y de luz;
el camino de tierra roja,
la palma inventada, la que sembramos
aquella noche de luna inquieta,
la misma palma de mis sueños,
la que no he vuelto a ver jamás.
Al oeste, el mar encabritado,
la necedad del horizonte haciéndose lejano,
la mirada que se perdía
buscando la tierra prometida,
El verde de la isla.
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