La ola (Vladimir Iglesias Gerardo) (Matanzas 1964)(CUBA) |
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¡Al mar, al mar…!
A mi esposa
¡Al mar, al mar…!
I
Pasto en el mar olas breves
con sus crestas y sus
sales;
rumiando todos mis
males
pasto su espuma y sus
nieves.
Pasto el salitre los
jueves,
y el domingo, tras la
barca
de la noche,
heresiarca,
santo, beato y
profeta,
del mar yo soy el
poeta,
él me nutre y él me
abarca.
II
Soy náufrago en esta isla
rodeada de mar y cielo.
No pica nada en mi
anzuelo
porque el mar sólo me
aísla.
Sin ser un juez que
legisla
apruebo mi propia ley;
abandono mi batey
y marinero me hago
en un velero que pago
y que bautizo“El Indio
Hatuey”.
III
Navego, está el mar
en calma
como un espejo
dormido,
sólo se siente un
latido
en lo profundo del
alma.
La silueta de una
palma
se desvanece en la
orilla
y la proa es la cuchilla
que al mar sangrar
hace espuma.
Comienzo a atisbar la
bruma
que al horizonte
mancilla.
IV
Miro al mar de donde
vengo
(allá, donde el
flamboyán)
y todos los peces van
tras un barco verde y
luengo.
Me doy cuenta de que
tengo
el corazón dividido
por este mar atrevido
que erosiona mi
cubierta.
Con prisa cierro la
puerta
al oleaje del olvido.
V
Soy el fuego que se atiza
en el fanal de la nave,
soy el pájaro que sabe
que nació de la ceniza.
Soy el pez que se desliza
por un mar nunca surcado
y que salió disfrazado
de temible tiburón.
Soy un sueño en erupción
aunque esté muy mal soñado.
VI
¡Al mar, al mar…! dicta
el viento
mientras inflama la vela
como si de una novela
susurrara el
argumento.
Y en ese mismo
momento
avisto la tierra
firme.
Le digo al mar: _ He
de irme,
mas siempre estarás
conmigo;
tú mismo serás
testigo
que tu azul ha de
teñirme.
VII
Llego con dudas al
puerto
de un futuro
salpicado
del mismo miedo varado
que dejé en el mar
abierto.
No sé si es futuro
incierto
lo que esta tierra me
ofrece,
ni sé si el sol que
fenece
tiene el cálido
bramido
del astro que
amanecido
quedó donde
reverdece.
Sólo sé que el cuerpo
tuyo
será el abrigo de
lana
que calor en la
mañana
me dará como a un capullo.
Sólo sé que ese
murmullo
que llega de la
montaña
ni vuelve la tierra
extraña
ni me ahuyentará de
aquí.
Ahora soy un colibrí
libando una flor de
España.
O. Moré
Marina con flamboyán / Vladimir Iglesias Gerardo |
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