Ulises y las sirenas / Léon Belly (1827-1877) Francia |
Prólogo
En esas mañanas grises
en las que duele tu ausencia,
me aboco a mi penitencia
cual un fantasma de Ulises.
Vagando en otros países
mi mente se obceca y muda
su piel de serpiente ruda
hasta hacerce vulnerable
y me hace sentir culpable
de esta diáspora tan cruda.
(Pasado)
Primer
Ulises
Me fui a la
guerra de Troya
en una nave de
plata,
con égida de hojalata
en una inusual
tramoya.
La guerra, que
te desolla*
como a un
grosero animal,
dejó un halo
fantasmal
en mi cuerpo
medio humano,
y como insecto
kafkiano
me vi en su
propio cristal.
Segundo Ulises
Al canto de la
sirena
simulé ser ciego
y sordo
y seguí amarrado a bordo
cínico como una
hiena.
No es ella lo que me aliena,
_Me dije_ ni su cantar,
es éste insomne vagar
por aguas insustanciales
como peces abisales
sin luces con que alumbrar.
Tercer Ulises
Frente al
cíclope (hombre tuerto),
yo desenvainé la
espada
porque vivir en
la nada
es lo mismo que
estar muerto.
Desde ese día
despierto
con el corazón
yodado,
pero el yodo que ha tintado
mi estirpe de siboney
es áureo metal
de ley
que en joya me
ha transformado.
Cuarto Ulises
Aunque Circe me
quería
engatusar con
sus mañas,
al fondo de mis
entrañas
Ítaca siempre
latía.
Por eso llegado
el día
de regresar a su
seno
vomité todo el
veneno
que la maga
inoculó
en mi cuerpo, y
mi otro yo
afloró limpio y
sereno.
Quinto Ulises
Calipso estaba
en la gruta
y me entregué a
su apetito
y al cometer tal
delito
se desdibujó mi
ruta.
Calipso, la hija
de puta,
quería mi
desmemoria,
pero el alma
migratoria
que habitaba en
mi interior
me salvó del estertor
que anularía mi
historia.
(Presente)
Sexto Ulises
Penélope teje el
mar
de azul índigo,
preciso;
lo teje calmo y
sumiso,
propicio a mi
navegar.
De noche logro
soñar
que la avisto en
la distancia
y se transmuta
en sustancia
vital nutriendo
el anhelo
de que yo
regrese al suelo
de mi ya lejana
infancia.
Séptimo Ulises
Telémaco crece y
crece,
en sus ojos me
reflejo
y veo a un marino
viejo
que poco a poco
fenece.
No obstante todo
parece
cobrar vida por
doquier
cuando mi hijo y
mi mujer
me acogen entre
sus brazos
y olvido los mil
sablazos
que me propinó
el ayer.
Octavo Ulises
Ahora apenas soy
espuma
pero espuma que
acredita
porque soy como
una espita
vertiendo tinta
en la pluma.
Ahora soy una
yagruma
sembrada en
tierra extranjera,
ahora soy una
quimera
que viajó desde
el pasado
como un héroe
caducado
que sólo vive y
espera.
Epílogo
Al final he comprendido
que no importa por cual mar
navegues, ni que avatar
deje a tu cuerpo rendido.
Los Ulises que yo he sido
en verdad son uno solo:
un títere que controlo
con hilos que el tiempo corta.
Qué Ulises sea no importa,
importa el por qué me inmolo.
*barbarismo (desuella)
O. Moré
2017
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