Poema inconcluso para poeta mecánico.
Donde quedó la palabra quedó mi gesto
(hongo vegetal de pequeñas proporciones,
minúscula migaja)
y quedé cristal traslúcido, hormiga errante, polvo.
Quedaron mis pupilas y mis dientes,
el sabor del verso, de su filo y de su savia.
Y quedó mi lengua,
sin la que todo resulta inútil.
Los Ángeles Castrados
Los ángeles castrados
son sólo eso, blancos y limpios ángeles.
Cuando se apaga la cigarra
vienen a dormir bajo la hierba,
y allí quedan desnudos,
sin genitales que mostrar
a virgen alguna.
Luego se levantan
y camino a cualquier parte
esperaran el hechizo.
Nunca equivocan el camino.
No hay puertas a sus sueños,
pero tampoco el frío de la celda.
Vuelan los ángeles castrados.
Quizás alguna nube los tiña de su lluvia
o de su azul más tenue,
y puedan, de una vez por todas,
quitarse el horror
de sobre los hombros.
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