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sábado, 4 de noviembre de 2023

Confesiones musicadas

 

Imagen creada con IA, sobre una idea de O. Moré

Confesiones musicadas 



I (Canción)


Aquí vengo, cargado de derrotas,

al filo de una luz que me desvela,

tratando de borrar cada secuela

que el tiempo me dejó en las alas rotas.


Y vengo con el ánima cansada,

del borde de un islote, entristecido,

allí, frente a su mar, lancé un gemido

que el mar me devolvió desde la nada.


Dejé tras de mi espalda el desconsuelo,

mi verde resiliencia, los engaños

y una vieja escalera sin peldaños

que nunca me condujo a ningún cielo.


Boqueé como un pez, desde  la orilla,

a la espera que el agua sanadora

me curara las llagas de mi otrora

y me hiciera «engendrar la maravilla».


Ahora llego a tus brazos de espartana,

sin égida ni júbilo ni honores,

porque al fin evité los estertores

del muerto que murió de vida insana.



II (Bolero)

Ya llego, ya te veo, tus brazos me reciben,

me adentras en tu carne y empieza la simbiosis,

los glóbulos se funden, llega la apoteosis,

los frutos eclosionan y las pieles exhiben

nuestra metamorfosis.


El viento que me trajo regresa hacia el islote.

El mar llora mi ausencia. La palma, que se inmola,

lacera el cielo amargo, parece una pistola

que dispara y que grita: ¡Ah, Judas Iscariote,

tu casa quedó sola!


Le temo al desarraigo, y temo que el olvido

se vuelva un pez de hielo que borre mi escritura

y que luego se abisme, inmerso en la negrura,

al fondo de algún pozo donde quedar perdido

por siempre en la amargura.


Mas sé que tu crisálida protege del veneno

que a veces inocula la diáspora en la mente,

y sé que entre tus surcos de tierra, diligente, 

yo he de sembrar contigo la paz que trae el trueno

de erótica simiente.

III (Son)


La yagruma, en mis sueños la yagruma
con sus míticas hojas de dos caras,
con su sombra imprecisa, que me abruma,
y sus dotes de orisha aún ignaras.

La yagruma que quiere que yo asuma
mi arrebato, mi vida, mi congoja...
La yagruma, en mis sueños la yagruma.
¡La yagruma, la doble paradoja!


En mis venas penetra tantas veces,
y en el pecho, en la pelvis, en el sexo,
con su savia, placebo de reveses.

Hoy me cura y mañana es inconexo
espécimen de miedos y dobleces
intentando sacarme de contexto.

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