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jueves, 15 de junio de 2023

De casta le viene al galgo... (dicen)

 



Quizás sea un pendenciero
(según las voces ocultas),
mas mis neuronas incultas
navegan por buen sendero.
Yo nunca fui un caballero
de los de capa y espada;
por no ser…, yo no soy nada,
sólo un ente que camina
de su casa hasta la esquina
con luces en la mirada.

A veces me torno arisco,
espinoso, indescifrable,
y otras soy cual fiera amable:
un inane basilisco.
A veces yo me confisco
a mí mismo y me declaro
en bancarrota, me paro
al borde de una cornisa
y me lanzo sin camisa
al pozo del desamparo.

Nunca he sido de laureles,
pero me gusta la luz;
no quiero el negro capuz
de los poetas infieles.
Si me tocas los “pinreles”
me desboco y desdibujo,
me posee el malva influjo
de la tristeza y me arruino
sin encontrar el camino
que en mí un profeta dedujo.

Vivo sin vivir y vivo
como un vivo que está muerto,
vivo buscando algún puerto
para el verso que yo escribo.
Vivo entre rejas, cautivo
de mi muerto evanescente,
vivo con otro aliciente:
el de crear por crear…
Yo soy un dador y dar
me traviste en disidente.

Mi vida pasa. Mi vida
es un cometa hechicero
con su propio estercolero
donde el tiempo se suicida.
Pasa y en su acometida
me va marcando, me arruga,
me mata y se da a la fuga
como buena delincuente.
Mi vida me hace impotente,

me somete, me subyuga.

Amo, como buen martiano,
todas las naves calladas,

las escaleras bordadas
y el cielo turquí cubano.
Amo al que me dio la mano
cuando en la ciénaga, inerte,
me hundía leso y sin suerte,
sin poder salir a flote.

Amo la simiente, el brote,
de amor que mató a mi muerte.

De casta le viene al galgo,
reza aquel viejo refrán,
pero ni soy Leviatán
ni yo para perro valgo.
De mi caverna no salgo,
vivo en mi propio Macondo,
si soy mediocre respondo
por esa mediocridad;

es mi “cruda realidad”,
ni la niego ni me escondo.




O. Moré 2023


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