Talentos

Páginas

domingo, 24 de mayo de 2020

Sonetos sin nombres

SONETOS SIN NOMBRES


I


El pan dormido está sobre la mesa,

el pálpito, el hastío…; y los relojes

se apuran en morir. Ya no recoges

las horas que traían la sorpresa.


El sol se esconde solo y ya no besa

lo burdo del mantel; donde le mojes

con  lágrimas de rímel solo acoges

las sombras, el dolor y la promesa.


Me quedo in situ absorto en tu retrato:

un lienzo que en su óleo se diluye

y pierde contumaz el sfumato.


La duda es una fiera, te destruye,

te muerde, y  yo me adentro en tu relato

siendo aquel que en ti se prostituye.


II


Camino por la cuerda como un muerto

que tuvo que vivir en el abismo

(funámbulo de turno). Soy el mismo

que otrora transitaba el desconcierto.


Si marcho sin mis alas, el desierto

contiene mis arranques de empirismo; 

y cuando salto al cielo, el pesimismo                    

me tiene amordazado: vuelo incierto.


Camino con cuidado; mi futuro

se avista lejos, mórbido, y procuro

llegar al otro extremo de la cuerda.


Me alumbra el sol la cara y me recuerda

que si logré vivir entre la mierda

podré cruzar sin miedo sobre el muro.


III


La luz me fagocita y me devuelve

al sitio de tus mares infinitos,

al fuego del volcán, a los delitos,

al tiempo de pecar que raudo vuelve.


La luz es la señora que me absuelve

las noches en que, insomnes y malditos,

los versos me laceran y mis gritos

son culpa que en catarsis se disuelve.


La luz tiene ese mágico dominio:

hacer de juez y parte, y delinquir

besándome el cristal del raciocinio.


Esclavo de la luz quiero vivir,

atado a su ectoplasma, a su escrutinio,

sin miedo, sin censura en el decir.


IV


Podrás gritar que apenas te importaba

que en otra latitud fuera clepsidra

saciando mil eriales porque hidra-

tantes eran los versos que lloraba.


Podrás decir que yo no te pagaba

tus servicios de gata ni tu sidra;

podrás envenenarme, vil Isidra,

con esa sucia voz de negra lava.


Pero sabes de sobra que en la mano

yo llevo mi garrote a lo cubano

y no temo horadar según qué cueva.


No vengas a mentir, no soy Fulano

de Tal ni tú tampoco eres la Eva

que incendió aquel Edén, el del manzano.


V


Parir un corazón, como la Era,

es cosa tan brutal, tan dolorosa,

que Silvio lo escribió y en otra cosa

hubo de transmutar su vida entera.


No pudo consagrar esa quimera,

y el porvenir quedó como una rosa

que, aun sin germinar, ya era dolosa

y no tenía sitio en la pradera.


Parir un corazón es cosa extraña,

es una surrealista telaraña

que embauca a los poetas soñadores.


Parir un corazón con los dolores

que conlleva ese parto, aquí, en España,

es morir entre espasmos y estertores.


O. Moré ®  Mayo 2020

2 comentarios:

  1. Entre Cuba y España, entre la tierra y el cielo, o caminando por esa cuerda peligrosa, estos sonetos despiertan el lado derecho de mi cerebro para soñar al modo de los poetas. Y además esa música, Ovidio, esa música de la rima tan poderosa hace que llegar aquí a leer tus poemas sea un verdadero placer. El cuidado por la palabra, tan pulido en tus versos, lo disfruto todo el tiempo, y también el arte todo de tu blog con sus dibujos y pinturas.
    Ariel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Amigo, me elevas demasiado,no es para tanto. No obstante, te lo agradezco enormemente. Estos halagos me suben la moral, son esa luz que me hace más placentero el ingrato, muchas veces, camino de las letras. Un placer saberte por estos lares desandando mis versos. Considérate abrazado. Todo el acché sea contigo.

      Eliminar