Talentos

Páginas

viernes, 5 de febrero de 2016

Entrevistando al pintor cubano Ángel Alonso Blanco

La oscilación / Ángel Alonso Blanco / CUBA



Ángel Alonso Blanco (La Habana, 1967) es, sin duda, uno de los más interesantes artistas plásticos cubanos de mi generación. Graduado en la academia de Bellas Artes de San Alejandro, La Habana, Cuba, en 1987, articula un inteligente discurso pictórico que nos hace reflexionar sobre  la conducta del hombre moderno en la sociedad y en su hábitat por excelencia, la gran urbe de cemento y asfalto. Su obra es de una racionalidad explícita, pero no está exenta de poética y espiritualidad.

Ángel Alonso ha expuesto en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.  Es pintor, grabador, artista digital, crítico de arte, profesor, curador y ensayista. Ha sido, además,  jurado en diversos certámenes de artes visuales.

Una gran cantidad de premios avalan su quehacer como artista visual.

Pocas veces en la vida uno  tiene la oportunidad de conocer en persona a un artista tan polifacético y de su talento.. Gracias a mi hermana he tenido el privilegio de ello, y Ángel, en un acto de generosidad infinita, me ha concedido esta entrevista, tarea a la que me enfrento por primera vez, así que hoy me estreno en esta lid. Espero que al final de la misma haya logrado captar vuestro interés por este artista y su obra, y sirva, a su vez, para darle la difusión que se merece.




*****************************************************************************


 
Avance tecnológico


Ovidio Moré (OM) _ Para el neófito que no conoce  tu obra: ¿cómo definirías tu estilo y en que corriente pictórica lo enmarcarías?

Ángel Alonso (AA) _Por la herencia recibida uno tiende a parecerse a una corriente u otra del pasado, pero para el artista mismo sería ingenuo, y hasta perjudicial, enmarcarse en una de ellas. Mis cuadros, por ejemplo, beben del legado del expresionismo en el sentido formal,  pero eso no hace de mí un expresionista. Nadie puede ser actualmente un expresionista ni un surrealista ni un cubista, pues esos son movimientos que ocurrieron en otra época. El artista que se auto enmarca en cualquier movimiento del pasado está cometiendo una especie de suicidio, porque está intentando crear lo que ya ha sido creado. En mi caso, además de la espontaneidad de la pincelada expresionista, hay recursos que vienen de la gráfica, por ejemplo, por las intenciones comunicativas y la síntesis de la figuración.


OM :  _En la década de los 80 hubo una generación de noveles artistas que revolucionó la plástica cubana con sus propuestas sociales e irreverentes, tú formaste parte de ella. Háblame un poco de esos años.

AA: _Fue un movimiento importante que exploró las posibilidades del arte para influir directamente en la sociedad. En la primera mitad de la década significó una apertura formal (a nivel local) tras el aislamiento total de los años 70 y en la segunda mitad llegó a plantear, incluso, cambios en las funciones del arte. Lo que tuvo de irreverente siempre se hizo desde una posición parecida a lo que fue la Perestroika en la URSS. Yo pienso que fue un pensamiento hermoso, sincero y con intenciones renovadoras. Utópico, por supuesto, como todo lo que vale la pena.

OM: _ ¿Cómo surge la exposición  “El objeto esculturado”, que tanto revuelo armó por aquella época? ¿Qué obra presentaste?

1988
AA: _Eso es algo que casi nadie sabe. Yo vivía en Mantilla y era vecino de uno de los organizadores del Proyecto “Castillo de la Fuerza”. Él me visitó con la idea de invitarme a participar en ese proyecto. Cuando llegó a la casa y le enseñé uno de mis objetos, que consistía en un bloque de construcción con una jeringa llena de sangre encajada verticalmente, me dijo: “¿Sabías que estás haciendo escultura?” Yo le dije que no se trataba de una escultura sino de un objeto, y el me dijo “Sí, pero es un objeto esculturado”.

El oscuro poder del curador
Después de esta visita decidió no invitarme a la exposición en cuestión sino a una próxima que llamaría “El objeto esculturado”. Hubo entonces 3 obras mías en el Objeto esculturado, una que se llamaba “Energía en silencio” y que consistía en una caja en la que entraban dos cables, uno positivo y otro negativo a punto de estallar (ambos estaban conectados a un tomacorrientes), otro objeto que consistía en un soque doble que por un lado tenía insertado la parte de adentro de un bombillo mientras que el globo de vidrio estaba en el otro lado, y también la obra del ladrillo con la jeringa, que resultó la más recordada después.

La jugada de invitarme a “El Objeto Esculturado” en vez de al “Castillo de la Fuerza” no tenía otro objetivo que el de presentar estos objetos como posteriores a otros que el mismo organizador presentó en el Castillo. Sé esto porque Rufo Caballero se refirió a la calidad de las obras y me contó que el organizador le respondió “¿No ves que es lo mismo que hemos presentado en el castillo?”. Ya algunos artistas sabían en aquella época que ser curadores es ventajoso para manipular la recepción de la obra. Por suerte esa misma pieza, la del bloque con la jeringuilla, que se llamaba “1988”, había sido publicada antes en la revista Revolución y Cultura, ilustrando un texto de Rafael López Ramos.


OM: _Hanna G. Chomenko dijo de tu obra y de ti: "Si el artista es contenido dentro de esa entidad viva que es la ciudad,  es hijo legítimo de su circunstancia como tipo humano metropolitano ¿Acaso el retrato se convierte en autorretrato? La sensibilidad del artista, le permite decodificar el lenguaje propio de la ciudad, lo recrea, lo renueva, es protagonista y cronista a la vez.  De esta suerte propongo un acercamiento a la obra plástica del creador cubano Ángel Alonso  donde reina una síntesis conceptual signada esta última por la racionalización y la despersonalización, donde reina el “animal de asfalto” con relaciones sociales secundarias, asociativas, en detrimento de aquellas primarias de carácter comunitario, a propósito de la profecía apocalíptica de O. Spengler de una sociedad avocada a la autodestrucción,” ¿Estás de acuerdo con ella?¿Te consideras un artista netamente urbano, un  “animal de asfalto”?

AA: _El análisis de Hanna capta muy bien el sentido de la obra. Si te fijas en la iluminación de mis cuadros, esta parece venir más de una fuente eléctrica que del sol, tiene un efecto artificial, como de neon. Casi siempre he vivido en ciudades, sólo una vez, en Suecia, viví en el campo y me resultó muy aburrido. Pero eso está cambiando mucho, porque estoy comenzando a disfrutar cada vez más de la tranquilidad de las zonas rurales. Antes era más dependiente de la dinámica de las ciudades y siempre fui un apasionado de las ciudades. En todo caso los personajes que pinto son una representación de la cultura occidental y esta se manifiesta de forma más radical en el individuo de la ciudad.
Fuga espiritual

 OM: _Has recibido muchos premios a lo largo de tu carrera, pero hay uno en particular que me llamó la atención por su simbolismo, el “Gitana Tropical”, la réplica del famoso cuadro de Víctor Manuel. ¿Qué significó este premio para ti?


AA: _Este es un premio que se otorga en Cuba a muchos artistas o trabajadores de la cultura en general, puede tenerlo un cineasta, un curador, un poeta, un pintor... Yo no me lo esperaba, pero el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño, donde luego trabajé, me propuso una vez para este premio y fui aceptado. Fue agradable, fue grato y me sentí muy agradecido.

OM: _Háblame de tu etapa sueca.

AA: _Durante los años que pasé en Suecia pinté mucho y también di mis primeros pasos en la obra digital, allí hice mis primeros animados. No los hacía como propuestas artísticas sino para ilustrar mis mensajes de correo electrónico cuando todavía no dominaba bien el idioma sueco. Hubo un período en el que mis cuadros se tornaron muy violentos, diría que rabiosos. Había encontrado una sociedad casi ideal para mí porque se trataba de una social democracia que apostaba por un modo de distribución bastante equilibrado. Pero las bajas temperaturas y la diferencia cultural me afectaron mucho y sentí que no encajaba. Dejé entonces la comodidad y el bienestar de vivir en Suecia y me regresé a Cuba, luego de 4 años, con residencia permanente asegurada y a punto de obtener la ciudadanía sueca.

OM: _ ¿Cómo te ves, desde la diáspora, en el actual panorama de la plástica cubana?

AA: _No tengo una presencia constante en el panorama de la plástica cubana pero tampoco la tenía cuando estaba la mayor parte del tiempo allí. Mi carrera sigue igual y no tiene gran peso que esté habitando en un sitio u otro. Yo sigo exponiendo y escribiendo en Cuba con la misma frecuencia que lo hacía antes. Existen nuevas leyes que me permiten estar dos años seguidos fuera del territorio cubano sin perjudicar mi condición de residente. Tal vez por eso no siento ninguna sensación de nostalgia negativa.
Planeo pasar temporadas allá, todo depende de la economía, pero si demoro en ir no importa, es como el marino mercante que pasa en el barco varios meses y un par de semanas en su casa. Está más tiempo en el barco que en la casa pero psicológicamente no ha dejado de vivir en su hogar. Su vida se desarrolla en altamar pero la considera un viaje.


OM: _En septiembre del 2014 se inaugura Master of the Imigination en la Agora Gallery, de Nueva York.  Tu obra formaba parte de ella. Has visto cumplidas tus expectativas después de esta exposición.

Sostener el horizonte
AA: _No tenía grandes expectativas, pues se que este tipo de galerías lujosas actúa mecánicamente ya que vive de las contribuciones de los artistas a los que expone. Accedí a participar siguiendo el deseo artificial de mostrar la obra en esa gran ciudad. Hacía ya mucho tiempo que no exponía en New York. Pero más significativo que esa exposición fue ser invitado a la X Bienal de la Habana  o al último Salón de Arte Contemporáneo. En cuanto a New York fue más importante para mí la exposición OCHO, de la 17 Frost Gallery, que es una galería más sencilla pero con mejores proyectos. Lo de exponer en New York, en Barcelona o en La Habana, no lo encuentro muy diferente, todo depende de la exposición, de la energía con que se haga y lo que se logre con ella.


OM: _En “Contradicciones de occidente” (2014) y “Buscando el equilibrio” (2015), tus últimas exposiciones personales,  hay una indagación filosófica, exhaustiva y crítica del comportamiento del hombre occidental. ¿Te consideras un pintor metafísico? ¿Qué otros temas te obsesionan?

Las propiedades
AA: _El cuestionamiento de la posición egocéntrica de la cultura occidental, de la que ya casi todos formamos parte, la condición autodestructiva del llamado “progreso” y las desproporciones que caracterizan a las sociedades modernas, han condicionado el discurso artístico de una gran etapa de mi trabajo, Actualmente estoy transitando de un lenguaje que se asemejaba un poco al del cartel hacia otro menos narrativo.
Estas preocupaciones seguirán presentes, se manifestarán porque simplemente están en mí, pero de otra manera, porque a medida que algo se vuelve parte de ti tiendes a saltar la presencia del intelecto en la construcción de la obra. Si en otro tiempo el intelecto la ayudó a formarse, por hacer consciente lo que se manifestaba de forma intuitiva, ahora es necesario superarlo. Ahí entra lo que asocias a la  metafísica en las imágenes de mis cuadros recientes, pero igual lo metafísico es otra definición intelectual, elegante, mística y pretensiosa, que puede ser saltada. Eso no es fácil porque operamos desde lo intelectual y queremos encontrar la respuesta a todo.

OM: _Qué artistas plásticos, sean cubanos o extranjeros, forman parte del canon personal de Ángel Alonso. De cuáles (o de cuál) te sientes deudor en lo que a influencias se refiere.

AA: _Me siento deudor de artistas cubanos como Carlos Alberto García de la Nuez, o José Bedia y de otros sitios como Keith Haring, también de artistas universales como Picasso, al que todos le debemos algo. En los tiempos de estudiantes comienzas a asimilar esas influencias y luego vas encontrando tu propio camino, sin forzar un desprendimiento artificial, sin inventarte una fórmula que te distancie de tus influencias (eso sí sería dañino). Se trata de trabajar arduamente y poco a poco vas soltando las muletas que no eran tuyas y van fortaleciéndose tus piernas. Así, sin pretenderlo, llegas a descubrir e incorporar tus propias sutilezas, encuentras cada vez más recursos personales que inevitablemente te identifican. Vas construyendo tu carácter y llegas a tener una voz propia.


OM: _Además de ser u excelente artista plástico, eres un gran articulista. Tu inteligente visión crítica sobre arte contemporáneo en revistas, tanto cubanas como extranjeras,  así lo demuestran. ¿Cómo llega Ángel Alonso a enrolarse en esta aventura?

La enseñanza
AA: _Siempre me interesó escribir y durante los años 90 realicé algunos artículos que se publicaron. Pero no fue hasta el año 2004 que retomé este trabajo a partir de unas conferencias que hice en el MARTE (Museo de Arte de El Salvador). La directora de la institución que me invitó a ese país, María Luisa Angulo, me dio la oportunidad de publicar esas conferencias y también me ofreció una columna fija, cada semana, en la página de la entonces “Fundación CLIC, Arte y nuevas tecnologías”. La frecuencia con que tenía que publicar allí para mantener ese trabajo me dio el entrenamiento periodístico, exploré géneros como este que estas explorando ahora, también la crónica, la reseña de exposiciones y el ensayo. Después de dos años escribiendo con esa frecuencia esta actividad se convirtió en una necesidad casi tan vital como la de la creación artística.


OM: _Siendo hijo de un reconocido crítico de cine supongo que la pasión por el 7º arte se respiraba en cada rincón de tu casa. ¿Es de aquí que surge tu interés por el videoarte, la animación, etc.? ¿Eres muy cinéfilo?

AA: _En la pasión por el cine tuvo que ver mucho mi padre, que me llevó con 11 años a ver Blow-up de Antonioni. Aunque no la capté en toda su magnitud me gustó mucho, era un cine más interesante que el que salía por la televisión. Mi padre y mi madre me llevaban al cine desde que era un bebé. Muy pocas cosas me agradan tanto como ver una buena película. También he incursionado en la crítica cinematográfica y mis animaciones, si bien son bastante experimentales, hacen siempre un guiño al cine. Pero el origen de mi actividad con la imagen en movimiento fue, como te decía antes, una manera de comunicarme mejor durante mi vida en Suecia.


OM: _Has tocado muchos “palos” en tu hacer: pintura convencional, instalaciones e, incluso, has trabajado con hologramas. ¿En la actualidad por que derroteros va tu trabajo y qué proyectos tienes para el futuro inmediato?


Valor de uso
AA: _Quiero hacerme de un espacio mayor para pintar obras de gran formato y continuar desarrollando el camino de los hologramas hechos a mano. En cuanto a los vídeos también sigo trabajando pero con otro sentido. Estoy haciendo un trabajo audiovisual que acompaña a modo de escenografía las canciones de Tania Moreno en sus conciertos en vivo. Estos materiales también funcionan como vídeo clips. Ya hemos hecho un DVD con estas canciones. Estoy muy interesado también en continuar publicando artículos en Barcelona, ya he comenzado con 2 que ha publicado la revista “Artepoli”. Continúo explorando además el infinito mundo de las artes digitales.

La cantautora Tania Moreno, Ángel Alonso y un servidor.


Sólo me queda agradecer a Ángel Alonso la deferencia. Y a los lectores, su paso por esta pirámide. Espero que esta entrevista haya sido de vuestro interés.
Para conocer más sobre este artista, su obra pictórica, sus artículos periodísticos, sus proyectos y exposiciones CLIQUE AQUÍ. 
Para conocer su carrera profesional CLIQUE AQUÍ y acceda al archivo en PDF.


Otras Obras de Ángel Alonso

Meditación

El abanderado

Aditamento

Urbano

Asimetría del poder

La doble moral

La influencia

Poder numérico

Ángel Alonso Blanco / O. Moré
2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario