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domingo, 29 de junio de 2014

De lo humano y lo divino.

Centauro / Cosme Proenza / CUBA
Cosme Proenza /Holguín 1948/ CUBA



Los dioses se creen, por dioses,
que nunca yerran y dan
por bueno su tafetán,
y así lo gritan: a voces.
Se petrifican en poses
de mármol o de alabastro,
y van dejando su rastro
ególatra por doquier;
al vulgo no quieren ver
así sea Zoroastro.


La verdad… ¿Tanto les cuesta,
vestirse de piel humana,
quitarse de buena gana
el sayo que tanto apesta?
O renunciar a  la resta
(de una vez multiplicar),
a Jesucristo imitar
con los panes y los peces,
y no tratarnos cual reses
a las que sacrificar.


Aquel que crece endiosado
en su cuna de algodón,
y que nació con el don
de ser un privilegiado,
que recuerde que “El Dorado”
igual que viene se va,
la vida le cambiará:
en vez de rosas, espinas.
No valen las aspirinas,
el dolor le durará.


Por eso, antes que tarde,
ha de aprender la lección,
porque si hay revolución
no va a servirle el alarde.
Luego, cual rata cobarde,
querrá escapar de su ruina:
de la cárcel (guillotina
de la ansiada libertad).
Más vale, que en brevedad,
se vuelva “canela fina”.


Yo no quiero ser divino,
sólo quiero ser persona,
ni quiero regia corona
ni quiero nadar en vino.
Quiero como el campesino
tener la tierra y el fruto,
no quiero rendir tributo
a los dioses de la altura,
ni quiero en mi sepultura
negras lágrimas de luto.

O. Moré


Óleo de Cosme Proenza

 
Óleo de Cosme Proenza





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