Yo soy ese sonámbulo que va haciendo giros grotescos,
Que se asusta al paso de la
lechuza
Y cae en el silencio veloz
que se atraviesa.
Mi carne de espejos
agrietados
Se resbala misteriosa en la
luz final del sueño.
Yo soy esa catarsis de la
espera,
Mi voz como los Gnomos,
salta sin descuidos,
Y la música más sencilla se
encierra en mis manos,
Las hace volar sobre las
minas.
Esas minas que inauguraron
mi cuerpo
Cuando hube de faltarle a la
casa y a los besos de mi madre.
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