Un cadáver pútrido es disputado por dos perros. Sus fauces jalonan los despojos humanos a la orilla de un pantano al que va a parar toda clase de escoria y toda clase de desperdicios. En esta escena queda retratada, de manera metafórica, lo que nos depara "En la Orilla", la última novela de Rafael Chirbes.
En esta época de crisis económica y de valores, el autor desmenuza, una a una, las miserias humanas de cada uno de sus personajes, que no son otras que las nuestras: las mías, las suyas, las del vecino, las de la familia... todas esas que afloran en los malos tiempos y que llevamos agazapadas y al acecho.
Con acertada maestría Chirbes va clavando los dardos, va poniendo los dedos en las llagas purulentas de esta sociedad y de este capitalismo, cada vez más retrógrado, al que hemos llegado.
Toda una colección de seres que, de una manera u otra, van quedando marginados de la sociedad (como esos desperdicios que llegan a la orilla del pantano y, como ese cadáver del principio, se pudren, se contaminan, sacan lo peor de sí) van desfilando ante nuestros ojos.
Chirbes no deja títere con cabeza, todo lo corrupto, lo corruptible y la corruptela, está ahí, bien retratado y retratada por una prosa afilada y ágil. El drama humano está servido y bien servido, con su aderezo de miserias, fantasmas, miedos, anhelos, desesperanzas y esperanzas; con sus fracasos y sus triunfos. Una disección en toda regla de ese cadáver llamado ser humano, que si no pone remedio pronto, seguirá en estado de putrefacción permanente.
Una novela imprescindible, una joya contemporánea. No por gusto muchos críticos la han seleccionado como la mejor novela publicada en el 2013.
O. Moré.
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