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domingo, 13 de noviembre de 2011

Antropofagia

Muchacha 1 / O. Moré (Osvaldo Moreno) / CUBA



Entonces asomaste las palabras a la ventana,
y, sin predecirlo, aquella ráfaga las hizo rodar.
Están ahora en mis manos.
Ese cielo sensitivo que las guarda,
esas flores de retórica a que huelen,
esas elípticas pasiones que encierran,
están ahora en mis manos.
Y no sé qué hacer,
si beberlas como un jugo milagroso
o pegarlas a mi boca para confundirlas
con mis propias palabras,
el día, que con un beso, me coma tus labios.

















jueves, 22 de septiembre de 2011

Las Palabras

Las palabras caen en abotagado silencio,
como naipes sin joker,
como hojas de otoño.
La muchedumbre las pisa
y ellas huyen hacia las alcantarillas.
La palabras caen, algunas se rompen,
se hacen añicos de letras
y cualquier ligero viento
se las puede llevar a deambular
por los callejones y parques,
por las aceras ennegrecidas.
Las palabras que no se escriben caen,
caen muertas, asesinadas por el vacío,
rotas en su alma y en su cuerpo,
sin que ningún poeta pueda darles sepultura.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Sunset Park, de Paul Auster


El último libro de Paul Auster, Sunset Park, que recién acabo de leer es, quizás, el que menos me ha enganchado, pero no por ello me ha dejado de gustar, al contrario, considero que es una estupenda novela, una obra que transpira contemporaneidad por los cuatro costados, escrita con una prosa ágil y sin artilugios. Es una obra que retrata el hoy y el ayer reciente.
  
Alejado de sus juegos metaliterarios que tanto me atrajeron cuando comencé la lectura de sus libros (léase: El palacio de La Luna, Brooklyn Foolies, El Juego de las Ilusiones, etc), Auster se adentra en ese territorio de las relaciones interpersonales entre padres e hijos. En el eje argumental de la trama se mueven dos familias, una desestructurada (familia sanguínea), otra, la que conforman tres amigos que ocupan una destartalada casa de Sunset Park y el protagonista, que es un joven que huye de la primera y recala en la última, perseguido por la culpa, en un largo proceso de expiación.

El autor nos relata los avatares de dos generaciones. La de una lo hace a través de la disección de un clásico del cine: Los mejores años de nuestra vida, donde nos muestra esos personajes perdidos que no saben que hacer con su existencia a su regreso de la guerra y la incomprensión de la que son objeto por parte de sus familiares, y la de la otra, a través  de los jóvenes okupas de la casa de Sunset Park, incluido el protagonista; generación que se enfrenta a otra guerra, la de una crisis económica en la que batallan por salir a flote para realizarse profesionalmente y como seres humanos en busca de esa felicidad siempre distante.

Una de las lecturas que se desprenden (son muchas) es, según mi punto de vista y siguiendo esa tónica, la que nos dice que los hijos de una generación truncada y perdida serán eso mismo y, aún más, serán una generación dependiente, tesis que redunda con el final de la novela: ese hijo que nunca acaba de encontrar su sitio por si solo y siempre termina procurando la ayuda o el cobijo del padre.


O. Moré.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Duetos

Autorretrato / O. Moré (Osvaldo Moreno) CUBA

Arena y Tierra

De las piedras la dureza
me pides, yo arena soy,
y dondequiera que voy
llevo un halo de nobleza.
Y si inclino la cabeza
no es por fatuo ni servil.
Yo no quiero ser candil
ni oropel ni lentejuela.
No soy de esa vieja escuela.
Yo soy tierra de un pensil.


Espuma y Agua

Si voy con estos andares
de poeta casi loco,
si soy espuma y trastoco
las olas, y en los solares
hago juegos malabares
con el agua de este mar,
No es para continuar
siendo isla en el azul,
ni ser palma ni abedul,
es que yo quiero avanzar.


Sangre y Fuego

Yo sé que el viento impaciente
corroe la piedra y luego
arena es. Pero el fuego
a la lava incandescente
la desliza en la pendiente
y al final vuelve a ser roca.
Así es mi sangre, la poca
que vierto cuando me hieren,
y aunque mil llagas me hicieren
sólo dolor me provoca.

martes, 14 de junio de 2011

Nuevo Dios de la Fortuna


Otro Dios cayó del cielo,
La Pirámide le aguanta.
Nefertiti se levanta
y baja hasta ras de suelo.
Recibe con sumo celo
a este Dios de la "fortuna".
No veo razón alguna
para tanto protocolo,
pues después estará solo
ante la pérfida hambruna.





lunes, 13 de junio de 2011

Alma Rota




Alma rota, carne muerta,
alas quemadas al sol,
ni cubano ni español,
nacionalidad incierta.
Cerrada sigue la puerta,
la puerta vence al abismo;
no sé encontrarme a mí mismo,
no sé despertar... ¡silencio!.
Yo me acuso y me sentencio
al reloj del surrealismo.


sábado, 19 de marzo de 2011

Jugando con la Décima

El gris se extiende con prisa
de la cabeza a los pies.
Si me miras sólo ves
gris que cae. En mi camisa
se abre paso, se desliza
con fuerza hacia el pantalón,
y de allí, sin compasión,
el gris anega la acera.
Soy una estatua de cera
en constante combustión.
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El soldadito valiente
no es de plomo, es de percal.

Sólo tiene de metal
la escopeta y algún diente.
Sin embargo, combatiente
se cree este viejo muñeco,
y a rastras por campo seco
simula las mil batallas,
para colgarse medallas
o ganarse algún tareco.
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Negro el cielo, negro el mar,
negra la fea tiñosa,
negra tu mata de rosa,
y negro al que han de matar.
Negras las van a pasar
los negros cuervos ladrones.
Negros fueron los blasones
de Morgana la hechicera.
Es negra tu cabellera,
como negros mis cojones.
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Qué blanco dices que eres,
blanco, blanco, blanquecino;
limpio y claro, cristalino,
y que cumples tus deberes.
Llamarte Blanco prefieres
y no que te llamen Rojo.
Prefieres ser blanco flojo
que Marrón, Verde o Morado.
Yo creo que estás chalado
o del cerebro vas cojo.

martes, 15 de marzo de 2011

El Mediocre Rimador que no es otro que yo mismo (de jugando con la décima)





Tanto estudiar y no sé
ni dónde yo estoy parado,
si el círculo esta cuadrado
o en la mano tengo el pié.
Quizás fuera que copié
las tablas en otro idioma,
que no puse el punto y coma,
que borré algún sustantivo…
Solo sé que si yo escribo
es porque soy de la broma.

Porque amigo, el escribir
es de gente con talento
y yo siempre he sido lento
a la hora de decir.
Algún día el porvenir
me dará alguna sorpresa,
de momento en mi cabeza
ni el pelo me encontrarás…
Ya sé lo que me dirás,
que así es mi naturaleza.

Estoy de acuerdo contigo,
dices toda la verdad,
pero sé en qué oquedad
he de buscarme el ombligo.
Si encuentro el camino sigo
andando, aunque tropiece.
No hace falta que le rece
a los dioses de la altura…
Total a la sepultura
iremos ¿no te parece?

Ah, no entiendes lo que digo,
pues chico, ni yo tampoco,
de tanto rayarme el coco
me he quedado como un higo.
Yo sólo sé que yo ligo
todo sin venir a cuento
y que luego un esperpento
me va saliendo rimado;
nunca me creí endiosado,
yo sólo vivo el momento.



O. Moré

domingo, 27 de febrero de 2011

Helena de Cuba (de jugando con la décima)

Desnudo en Verde / O. Moré (Osvaldo Moreno) CUBA


"Arde Troya", y el caballo,
con su empaque de madera,
destruye la talanquera
hecho ciclón, hecho rayo.
Súbito se quiebra el tallo
de Helena que voz en grito
y con el rostro contrito
se oculta por los portales.
Helena, entre los mortales,
escapando del delito.

Mulata de grupa tosca
con sus bembas carmesí,
libertino colibrí
de testa rabiosa y fosca.
Ya te has pasado de rosca
y el mulato Menelao
rapaz como el guaraguao
en su potro semental
quiere salvar su moral
y te enjuicia en el tablao.

Haya tu cuerpo el machete
reclamando tu armadura.
Se te clava en la cintura
cuando el adusto jinete
cual si fueras un juguete
te alcanza sobre su equino.
Con un zarpazo felino
emerge tu sangre espesa.
Tu vida se queda impresa
en el polvo del camino.

domingo, 20 de febrero de 2011

Caballero Don Gallardo (de Jugando con la Décima)


Puedo ser un caballero
de los de a la antigua usanza,
sin una gota de panza
y en la batalla el primero.
Quijote con escudero,
embutido en mi armadura,
forzando la cerradura
de algún casto cinturón,
para encontrar la pasión
a golpes de mi cintura.

Podría ser Don Gallardo
y vivir en el Toboso,
puro músculo, buen mozo,
un poco juglar y bardo.
Tener un jamelgo pardo
y que Conde a mí me llamen,
y al verme todos exclamen:
¡Vaya estampa de señor!
Y en las cosas del amor
todas las damas me aclamen.

O quizás ser como el Cid
y que me llamen Rodrigo,
tener un campo de trigo
olivares y una vid.
Ser poeta y adalid
en las cortes españolas,
cantarle a las amapolas
con mi cítara de antaño,
y estar casi todo el año
veraneando entre las olas.

Aunque, puestos a pedir,
me gustaría ser Rey
y aprobar alguna ley
que asegure el porvenir.
Por ejemplo que al salir
del dulce vientre materno,
nunca te falte el pan tierno
ni casa donde morar
y, aún menos, qué cobrar,
sea verano o invierno.

lunes, 14 de febrero de 2011

Otros ciclos del agua



Cerebro y Corazón / O. Moré (Osvaldo Moreno) / CUBA

Qué hay más infame que la lluvia, esa lluvia que cae leve cortando las paredes, deshaciendo la carne, filtrándose en los ojos. Qué hay más distante que la lluvia, esa lluvia que hiela tus manos, que cubre tu esqueleto con su líquida piel y te hace invernar bajo la piedra junto al sapo.
Qué hay más doloroso que desnudo cincelar tus órganos e ir dejando un hilillo de sangre tras de ti, que luego será chorro y más tarde río.
Alguna vez me esperaste bajo la lluvia para diseccionar mi cuerpo, para arrancar mi sexo de cuajo y lanzarlo a las bestias. Entonces yo creí que era mártir o ángel, y salí en busca de la aureola y de las alas, pero sólo fui hombre que se hizo niño que se hizo esperma que se hizo nada.
Y un día, por fin, encontré la risa. Estaba tras el muro. Crecía en una mata, era el fruto. Y allí estaba yo, encaramado al gajo comiendo risa hasta que me harté, entonces caí al suelo y fui el bobo que se cayó de la mata. Pero reí tanto que morí en el acto, en el mismo acto de la risa. Y me pudrí en medio de la hierba, y mi cuerpo abonó la tierra. Y pasado varios años la lluvia, esa misma lluvia infame, me trajo de vuelta, me hizo nacer y echar raíces.
Pero otro día, un día en que la lluvia se había marchado y nada se sabía de ella, arranqué mis raíces y me planté lejos del agua. Maldigo la hora en que te di la espalda, porque lanzaste tras de mi a la lluvia, la hiciste venir, pero esta vez, convertida en huracán, en temible y justiciero (justiciero según tú) ciclón.
Y allí quedé yo, calado, ensopado, como una esponja, sin rostro, porque la lluvia, la infame, la que corta, la que hiela, lo desfiguró y lo borró para siempre.
Ahora cada día soy más agua y menos carne, y así seguiré hasta que quede convertido en un ridículo charco donde vendrán a saciar su sed los perros callejeros.

domingo, 16 de enero de 2011

La lección aprendida (de jugando con la décima)

I

Estoy arrugando el ceño
porque siento la extrañeza,
como a una niña traviesa,
pegándome con un leño.
Y es que ya no soy ni dueño
del cuerpo que me sostiene.
Mi vida se va y no viene
de nuevo la juventud.
No sé si en la senectud
sabré lo que me conviene.

No obstante pa'lante sigo
porque sé que estás ahí.
Invítame a buen congrí
que estar lejos es un castigo.
“Yo quiero sientas conmigo
tan bello como yo siento”.
Dijo Pablo, y yo reinvento
el verso de otra manera:
“Quiero sientas a mi vera
lo bello de mi tormento”.

Porque aunque soy extranjero
en esta tierra gaudiana
me siento, cada mañana,
más que errante, mensajero.
Mi sangre fundó en su fuero,
mi sangre ya ha dado vida;
fecundó, y ya mi herida
duele menos cada vez.
No es victoria ni revés,
es la lección aprendida.

II

A veces miro mi vida
y pregunto ¿En qué fallé?
¿En qué momento olvidé
Seguir con esta partida?
¿Dónde encontré la salida
que me alejó la derrota?
¿En qué parte mi alma rota
se recompuso sin miedo,
y escapé del negro dedo
que me tildaba de idiota?.

Sigo siendo un peregrino
pero algo me ha cambiado;
algo en mi pecho ha grabado
lo mejor de hacer camino.
Alguien dijo que el destino
no es casual, tú te lo labras,
por eso está bien que abras
tu mente y eches raíces
y descubras los matices
de las oscuras palabras.

Siente el aire que te empuja
y la luz que difumina.
Disipa toda neblina
al flotar en la burbuja.
La vida es subasta, puja,
ponle precio a tu vivir
o dejarás de sentir
y te quedarás errando.
Es tu guerra y es guerreando
que siembras el porvenir.

Si presumo de Mesías
no des credo a mis sentencias,
no hubo ni habrá creencias
más absurdas que las mías.
No obstante si aún te fías
de estos versos que pretenden
aclarar lo que no entienden
los que sólo esperan oro,
une de inmediato al coro
Tu voz. Todos aprenden.

sábado, 15 de enero de 2011

Décimas de Año Nuevo.

El frío está igual de fiero,
y el día es la noche eterna,
hay un Jubo en su caverna
buscando algún derrotero.
Los reyes surten enero
con sus regalos que añoro:
la mirra, el incienso, el oro
(que libros sé que serán),
pero no sé si querrán
llevarse lo que deploro.

El año trae esperanza,
trae savia, vida nueva.
El Jubo cree que en su cueva
podrá realizar la danza;
mas olvida que la panza
ruge un hambre visceral,
y aunque en el viejo portal
de Belén el niño llore,
no basta que el Jubo implore
por su vida insustancial.

Todo sigue triste y feo,
todo acaba en ambición.
Se desinfla el corazón
y ya nada yo me creo.
Sigo siendo como un reo
en su torre de marfil,
soportando el viento hostil
que azotando está ahí fuera.
Se me rompió la quimera
y se me apagó el candil.

Pero la familia tengo
para vestirme de luces,
y donde caí de bruces
renazco con mi abolengo,
el que me dieron y tengo
por herencia familiar.
Entonces vuelve a cantar
el gallo al amanecer
y me olvido del ayer
que a veces me arroja el mar.

Gracias por estar ahí
cada día, a cada hora,
gracias por la inspiradora
luz del monte Sinaí.
Gracias por el colibrí
que nutre nuestra memoria,
gracias por hacer la historia
cotidiana que nos llena,
y por la confianza plena

que la ha hecho meritoria.