Alma rota, carne muerta,
alas quemadas al sol,
ni cubano ni español,
nacionalidad incierta.
Cerrada sigue la puerta,
la puerta vence al abismo;
no sé encontrarme a mí mismo,
no sé despertar... ¡silencio!.
Yo me acuso y me sentencio
al reloj del surrealismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario