Al este de tu risa,
Por donde las carreteras giraban
En busca de la estrella que nunca cayó,
Estabas tú.
Al oeste de tu risa y al norte de mi boca,
Yo esperaba delimitar aquellos contornos,
Los turbios ademanes de tu cuerpo,
Las reliquias sagradas de tus senos.
Al sur las amapolas flácidas
Sedientas de agua y de luz,
El camino de tierra roja,
La palma inventada, la que sembramos
Aquella noche de luna inquieta,
La misma palma de mis sueños,
La que no he vuelto a ver jamás.
Al oeste el mar encabritado,
La necedad del horizonte haciéndose lejano,
la mirada que se perdía
Buscando la tierra prometida,
El verde de la isla.
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