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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Décimas de Año Nuevo




El frío está igual de fiero,
y el día es la noche eterna.
Hay un Jubo en su caverna
buscando algún derrotero.
Los reyes surten enero
con sus regalos que añoro:
la mirra, el incienso, el oro
(que libros sé que serán),
pero no sé si querrán
llevarse lo que deploro.

El año trae esperanza,
trae savia, vida nueva.
El Jubo cree que en su cueva
podrá realizar la danza;
mas olvida que la panza
ruge un hambre visceral,
y aunque en el viejo portal
de Belén el niño llore,
no basta que el Jubo implore
por su vida insustancial.

Todo sigue triste y feo,
todo acaba en ambición.
Se desinfla el corazón
y ya nada yo me creo.
Sigo siendo como un reo
en su torre de marfil,
soportando el viento hostil
que azotando está ahí fuera.
Se me rompió la quimera
y se me apagó el candil.

Pero la familia tengo
para vestirme de luces,
y donde caí de bruces
renazco con mi abolengo,
el que me dieron y tengo
por herencia familiar.
Entonces vuelve a cantar
el gallo al amanecer
y me olvido del ayer
que a veces me arroja el mar.
                                                          (Clique aquí)

Gracias por estar ahí
cada día, a cada hora,
gracias por la inspiradora
luz del monte Sinaí.
Gracias por el colibrí
que nutre nuestra memoria,
gracias por hacer la historia
cotidiana que nos llena,
y por la confianza plena
que la ha hecho meritoria.

O. Moré 

sábado, 20 de diciembre de 2014

Acto de fe

Imagen encontrada en Pisterest


Acto de fe


 Beso la luz posada en los rincones,
en los pliegues dorados y silentes
de tu vulva sensual, que impertinentes
me desatan con furia tentaciones.


Sibilino, tu aroma de mujer
despierta mi apetito, y lo sagrario
me incita a salivar. Nada cibario
legislará el banquete de placer.


Hecha de sal, de esencia coralina,
tu fruta abre de un tajo sus mitades,
púrpura y rosa, flor, concha marina.


Y mi lengua, al libar tus humedades,
en un acto de fe se hace divina,
porque  así es que dialogan las deidades.


O. Moré



sábado, 13 de diciembre de 2014

Mensaje a una sirena y Paisaje después de la batalla.

Estoy un poco liado y no he podido dedicarle tiempo al relato de Jesús de Naranjos, así que recurro a dos antiguos sonetos eróticos para llenar el vacío de la pirámide. Como siempre, gracias de antemano por la lectura.

Ilustración de Roberto Ferri / ITALIA


Roberto Ferri / Taranto 1978 / Italia

























Mensaje a una Sirena



No es esta soledad lo que me aterra
con su  manto de seda y su apatía,

es la lluvia que raja, y la sangría
que te lleva al camino en que se yerra.


No es mi carne mundana lo que incrusta
el ánima a su piel y a su esqueleto,

es el verso que en místico secreto

me salvara de aquella guerra injusta.
 

Por eso si de acordes sensitivos

inoculas la dosis acertada,
yo adicto me haré a tu llamada.
 

Y en tus cantos, sirena, los lascivos,

nuestros cuerpos serán dos peces vivos
sirviendo uno al otro de carnada.

 


O. Moré.

Ilustración de Roberto Ferri


Paisaje después de la batalla



Muero en la brevedad de ese disparo
que fulmina, que mata mi apetito.
Renazco en la avidez, como un proscrito,
de tus ojos brindándome el amparo.

Me quemo en el quejido, en la mordida,
me quemo con tu piel tan apetente
cuando atrapas mi sexo, ya durmiente,
para volver al punto de partida.

Se queda entre tus dedos prisionero
mi erótico cadáver de batalla
despertándose a ritmo de bolero.

Quiero decir  y tú me dices: calla.
Y llevas a tu senda al caballero
cual un soldado pródigo y canalla.


 O. Moré